Se acabó el primer día del año.
Ayer despedí el año sola. Bueno, no sola, con Zion. ¿Saben que me puse full de lloriqueo pensando - ¡coño nunca he pasado despedida de año sola! - meeeh… obviamente no estaba contando cuando despedí el 2015 en Paris. Ese viaje fue sola.
Solo la Torre Eiffel y yo - eh, y medio Paris, claro. Pero no me frustré pq pensé… ok - entonces los años que comienzan despidiendo a solas han sido buenos… llenos de cambios… y buenos. Cambios que me han dado duro y me han enseñado.
Este para mi es casi como un año de cosecha. Porque ya he pasado un tiempito medio fuerte y es hora de recoger los frutos del trabajo que se ha dado.
¿Por qué despedí sola? Adivinen. Fucking COVID. Ok, la realidad es que no quería poner a nadie en riesgo y parte de la gente que quería abrazar en despedida de año, tiene COVID confirmado. Así que ya que no pude encontrar una prueba para saber si mis dolores de cuerpo y mocos pertenecen a ese maldito virus, mejor me quedo en casa - cambiando el coquito por el Tylenol. Si supieran que tengo pitorro y champagne en la nevera y ninguno se abrió anoche. La idea de que se le fuera la fuerza a la Tylenol PM que me tomé a media noche no me gustaba.
Hoy fui a mi casa nueva [es rentada, aún no siento el commitment de una compra], y la veía desde afuera y es que me impresioné porque fue todo lo que pedí… y hasta más. Dios de verdad se lució conmigo. Saben que no soy religiosa ni meto a Dios en todo [no es mi estilo, me hace sentir incómoda cuando alguien quiere empujarme su religión, pero al final no juzgo] pero tengo que admitir que esto se lo pedí por más de 9 meses y lo pedí alto y claro y le di las gracias porque ya lo visualizaba. Porque créanlo… que aunque no me guste tenerlo en la boca en público todo el tiempo, si está en mi corazón y mi mente. A veces entiendo que la gente no me entienda - valga la redundancia - porque no me gusta ni siquiera mencionar nada relacionado pq hay personas que mal entienden y rápido me quieren meter a una iglesia o ponerme un sello de alguna religión. Pero la verdad es que me comunico con Dios a diario. Es mi vida simple y sencilla - le hablo, le escucho, le creo. Y cuando así lo siento de corazón, hablo de las cosas que vivo en las que interviene.
Amo poder dar gracias por lo que - para mi - parece ser un verdadero milagro. Me mudo. Estoy en mudanza. Y estoy feliz.
Pues nada, solo quería contarles. Comienzo este año en agradecimiento total. No hay más na… bendición y gracias, como dice la canción de Pedro Capó.