Ayer fue un día intenso, un día bonito.
Hoy te escribo desde el balcón de un hotel en Ponce, mirando hacia el estacionamiento, la carretera… y las montañas hermosas del sur de Puerto Rico.
Les dije que les voy a escribir sobre esta nueva experiencia que comencé ayer. La experiencia de comenzar clases nuevamente. He compartido con muy poca gente lo que estaré haciendo, solo porque creo que era necesario realmente comenzar solo para mi. Era necesario no escuchar opiniones externas. Era necesario tomar la decisión por mi misma. Estando en California fue que decidí hacer esto. Después de tanto análisis de vida debido a una pequeña depresión por estar encerrada y extra preocupada (¡ansiosa al fin! - eso hacemos los ansiosos), me pregunté… ¿qué me falta por hacer?
Me vi en un momento en el que no me nacía pensar en viajes. No estaba emocionada por ello. Si… hello! siempre quiero viajar. Pero me refiero a que esa emoción particular que viene con tomar la decisión, no estaba ahí. Entonces me pregunté… ¿qué me falta por hacer? En cada cumpleaños desde hace un tiempo, me regalo una experiencia de vida. Viajes, sesiones de fotos, algo que yo quiero hacer. Esta vez, se coló un pensamiento, un deseo que tengo desde el 2011 sin cumplir… y ya casi lo enterraba por completo. Bueno… les cuento por qué antes de decirles bien.
En el 2004 me mudé a Orlando FL y cuando me fui yo sabia el menú básico boricua - arroz, habichuela y pollo. Puedo decir que quizás la esporádica sopa y buenos sándwiches. Cuando en el 2010 comienzo en Le Cordon Bleu a trabajar… mi vida cambió. Mi paladar llegó a la pubertad. Recuerdo que en la primera semana, Chef Restifo me presentó lo que era la arugula y cómo usar la espinaca fresca en una ensalada. Yo me quedé atónita. Hasta ese momento “ensalada” verde para mi era lechuga, tomate y cebolla.
De más está decir que fui explorando más y conociendo más. Pero mejor que todo eso PROBANDO más. Esto dio pie a que cuando salí de viaje nuevamente en el 2015 y 2017 por temporadas más extensas - y luego los viajes que he hecho después, me concentre en la comida. Conocer cada país por su comida sabrosa ha sido parte de mi vida por muchos años ya.
En el 2011 quise entrar al programa de Patisserie & Baking en Le Cordon Bleu, para luego tomar el de Artes Culinarias. En esos momentos pasaron miles de cosas y no pude lograrlo. Así que ayer, 10 años más tarde, me metí en una cocina que educa, por primera vez en cinco años. No había entrado en una desde que salí de Le Cordon Bleu un 21 de diciembre del 2016.
Mi nuevo reto será adaptarme a estar de pie tanto rato, salir de la vida sedentaria, aprender básicos que he pasado por alto y animarme a interactuar con todo y pandemia con un grupo de desconocidos con la misma pasión que yo. Pero, tengo que admitir que de primera intención, el grupo se ve un éxito. El Chef Instructor es un gran conocedor. Se me hizo difícil hacer un “switch” y enfocarme en la clase sin comenzar a hacer el “checklist” que hacía en mi trabajo. Como Lead Instructor iba cada 6 semanas a evaluar a todos mis profesores y debía pasar horas en las cocinas y salones de clase analizando su estrategia de enseñanza y muchas otras cosas. Este profesor ganó conmigo en todo, ¡de una! Lo tiene todo… sabe como capturar nuestra atención, es claro en lo que habla, hizo demostraciones, nos llevó por procesos a nuestro paso, no dejaba a nadie atrás, y fue amigable con el equipo. De verdad que este primer día ya me siento lista para soltar la libreta de profesora y agarrar la de estudiante para continuar aprendiendo.
Iré poco a poco, llenando los baches de las clases que no visité o de lo que no estudié y ahora me hará sentido. Me encanta que en solo una clase muchas cosas conectaron y me siento lista para seguir adelante. Pensaba en la posibilidad de que una vez comenzara viera todo como un error (ansiosa al fin - ¡de nuevo!), pero evidentemente la vida me dejó ese antojo bien arraigado en el alma y me hace sentir bien que ya lo estoy cumpliendo.
Por aquí vamos a aprender a cocinar.
#vamoaviajar #vamoacocinar