Kei para #boricuasenorlando en 3/28/2015
He estado por compartir un tema que es un poco controversial pero, como dicen en mi patria, lo tenía "tan atravesa'o" que tenía que saber como lo redactaba. No quería darme a entender de forma incorrecta. Llevo 10 años en la Florida Central, y hasta el sol de hoy siento que el idioma inglés es parte de mi vida como un lujo necesario. Tanto así que me atrevo a comparar mi relación con el ingles como el de una mujer con tacones altos y puntiagudos de un tamaño mas pequeño. Se ven hermosos pero me aprietan.
No crea que soy una boricua en Orlando, loca, que no ha entendido que está en los Estados Unidos de Norte América y por obligación debe hablar inglés para comunicarse eficientemente en su entorno. Esa persona no soy yo. A veces hasta carezco de empatía ante aquellos que llevan aquí años y no hablan inglés por selección o puro gusto. También he trabajado con la autoestima de familiares, amigos y seres queridos que han sentido vergüenza hablando el inglés "aboricuado" con el que llegamos. Sí, "aboricuado", y si la palabra me la inventé yo, que para bien sea. Del inglés al que me refiero es el inglés que te enseñan por 12 años en el Departamento de Educación de Puerto Rico. ¿Hermoso verdad?
Yo pensé que había llegado a Orlando como un ser humano bilingüe y profesional, preparada para lo que el destino tenía para mi. En esos momentos el destino tenía una posición en tiendas de Disney, de cajera, y limpiando pisos en Indiana Jones. Tenía un bachillerato en comunicaciones. El detalle era que la comunicación con la que venía preparada era en español. Yo pensé que había llegado lista, pero no pasó mucho tiempo para que me diera cuenta que mi inglés no era a la par con el resto de profesionales en el área así que, sin vergüenza, me tocó comenzar desde abajo.
Esto fue como comenzar a trabajar fuerte para comprarme esos zapatos de $400 con los que puedes caminar 3 pasos para posar para fotos, y ya. Trabajando fuerte. 2 años en tiendas, 5 años trabajando como agente de cobros... cobrándole a los Boricuas (por eso los amo tanto - ¡nuestra relación es de atrás!), hasta que me di con un angelito llamado Jomara Cardona que se tomó un tiempo todos los días en su hora de almuerzo para leer libros de inglés conmigo, arreglar mi comunicación y pronunciación en el idioma y darme nuevas oportunidades. Ella era mi jefa.
Una vez que me sentí más cómoda - ya me compré los zapatos y ahora los quiero lucir, así que practico como caminar en ellos - comencé a buscar trabajo, ya en inglés. Después de 5 años de puro español en todos lados, estaba lista para arrancar con mi acento marcado y mi diploma de bachillerato en mano. Se me dio. Ventas. Lucí bien el inglés y aunque yo sabia que sonaba como Gloria (personaje de Sofía Vergara en la serie Modern Family) me sentía orgullosa de mi bilingüismo. Aun habló como Gloria, y a mucha honra. Ya que podía posar en las tacas fabulosas, extrañaba estar descalza.
Comencé a sentir que era una perdida de mi tiempo comunicarme solo en inglés, cuando podía hacer tanto con mi español. ¡Podía hacer mucho más con ambos!!! Entonces seguí buscando empleo. Comencé a trabajar en una universidad donde trabajo con estudiantes Hispanos todo el tiempo y doy clase de comunicaciones... ¡En inglés! ¿Irónico, no?
Esta semana me di cuenta que a veces me siento como que me aprieta el inglés. Siento orgullo de ser bilingüe. Siempre me resbala y no me ha importado la crítica estúpida de quienes solo pueden hablar un idioma. Siempre he recibido con respeto la crítica de los que han querido corregirme por que saben más que yo. Es lo justo y lo que me hace crecer. He sido objeto de burla por el idioma, he visto el rechazo y el discrimen por que nadie puede creer que alguien que hable con el acento de otro idioma realmente sepa de lo que está hablando. También he conocido gente hermosa por hablar dos idiomas y me siento dichosa.
Aún así, el inglés me aprieta. Me aprieta al igual que aprietan los zapatos que van con el ajuar perfecto y a la final prefiero caminar descalza. Esos zapatos que quizás te haz puesto pero sabes que son incómodos, que te dejarán los pies lastimados, pero que son los perfectos para la ropa y la ocasión... Eso es el inglés para mi. Tengo que ponérmelo, me veo espectacular como una profesional bilingüe... Pero no quiero tenerlo puesto todo el tiempo. Dije que esta semana me di cuenta, por que me ocurrió algo que me hizo pensar. Mi compañero de trabajo, otro boricua, invitó a comer con nosotros a otros dos chicos que no hablan español. Ese día había sido fuerte. Mucho que hablar y mucho que escuchar. Ya escuchaba en mi oído el bla, bla, bla... Y cuando me enteré que mis otros dos compañeros vendrían a almorzar fue como decir que tenía que caminar media milla mas con los zapatos incómodos. Era una necesidad, no era tiempo de descansar. No fue hasta que, en el carro ya de vuelta, mis compañeros comenzaron a preguntar como podían decir ciertas frases en español. Sentí como si paparazzis quisieran fotos de mis zapatos incómodos. Tenía en mis manos el poder de la comunicación. Hablar como Gloria ya no se sintió tan incómodo.
Como seres que amamos y venimos de otra tierra, tenemos la dificultad de no ser comprendidos... pero está en nosotros mismos hacer lo posible por darnos a entender en este país. ¡Es el momento de agarrar los tacones y aprender a caminar aunque nos salgan callos! Está de cada cual representarnos, entre la necesidad y el lujo, como los profesionales que somos y conquistar lo que el mundo nos tiene en inglés o en español. Yo comencé con mi inglés "aboricuado" y ¡sigo con él! Mi español boricua jamás se irá de mi. Pero aunque mi inglés no es el mejor, lo perfecciono cuando puedo. Me siento orgullosa de poder caminar con un inglés que me aprieta, y a mucha honra digo como decía ella: My English is not very good looking... Pero se entiende.
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UPDATE:
Hoy día, ya en 2022, disfruto del lujo de los tacones que me compré con sacrificio… o sea, de ese inglés profesional que me tocó aprender a la mala.
Estoy de vuelta en Puerto Rico, y a mucha honra el idioma principal en mi trabajo es el inglés. Tengo un trabajo que me encanta y me permite viajar y disfrutar la vida, mis logros y mi familia como yo quiera. Y a veces pienso, aún con todo lo que vivido… que mi vida no sería la misma si no hubiese decidido un día que esto era un tema importante para mi. Aprender inglés me retó. Me reta todos los días. Pero me abre puertas. Casi el mundo entero habla inglés. Y en cualquier rincón donde he estado, conocer otros idiomas me ha abierto las vías de comunicación más hermosas de mi vida.
Aún sin pena lo hablo. A veces no sé ni lo que estoy diciendo y a veces me cuesta entenderlo… pero me comunico, y esa necesidad sigue siendo tan importante como en el primer día.
No fear. El miedo lo dejamos en la gaveta. ¿Si o no?
1 comentario
¡Cómo he disfrutado tu escrito! ¡Cae como anillo al dedo! Fue cómo la canción de Killing me softly 😂😂😂
🎶 Strumming my pain with his fingers
Singing my life with his words
Killing me softly with his song
Killing me softly with his song
Telling my whole life with his words
Killing me softly with his song… 🎶
Fue cómo si estuvieras contando mi propia experiencia e historia con el inglés. Claro con circunstancias personales muy diferentes.
Lo viví y sentí muy adentro.
Y me atrevo a decir que es el sentir de muchas personas que salieron de su país natal.
¡Cuantas veces he deseado poder descansar de esos zapatos 👠! Pero también me enorgullece poder presumir de ellos aunque esté incómoda y hable como Gloria.
Porque en este país es una necesidad hablar ambos idiomas. Y en ocasiones , desearía poder saber portugués, árabe, mandarín, Farsi, búlgaro, ruso, filipino, etcétera….
Sólo porque siento empatía por aquellos que, como yo, tienen la dificultad de hacerse entender en una tierra que no es la suya.
Bien dicho, Keyla! Bravo 👏!!! Bravissimo!!!